jueves, 21 de febrero de 2008

El disco rayado suena de nuevo



Después de leer de un tirón el artículo elaborado por el compañero Beltrán Roca con el título: “Movilizando a los precarios: el anarcosindicalismo español contemporáneo ante el capitalismo flexible”, publicado en la revista de ciencias sociales y jurídicas Nómadas de la Universidad Complutense de Madrid, no puedo dejar de asombrarme de la poca rigurosidad que se da cita en revistas de ámbito universitario.

Juan Armada

En primer lugar, en dicho artículo el autor afirma categóricamente queen estos momentos “existe una fuerte polarización en la organización [CNT] entre dos facciones
encontradas”. Como dice el refrán: “dime delo que presumes, y te diré de lo que careces”.
Llevo militando en la CNT 13 años y no veo esa fuerte polarización por ninguna parte, sino más bien (como es habitual en no sólo esta organización), en CNT hay múltiples puntos de vista sobre cuestiones concretas y un consenso hasta ahora unánime sobre principios ideológicos y estrategia sindical, defendidos con mayor o menor vehemencia y, que yo sepa, no organizados en dos facciones opuestas,a las que el tendencioso y maniqueo autor llama: “ortodoxos” y “heterodoxos”. Desde luego, ni que decir tiene que el autor pertenece a la facción que él autoproclama heterodoxa.
Es decir, el autor es de “los buenos”.Y es que no le quiero dar el gusto a Beltrán
Roca de reconocer su premisa mayor, ya que estoy plenamente persuadido de que eso es
precisamente lo que pretende provocar. Es más, por mucho que uno busque, no se
encuentran en el artículo razones ni hechos objetivos que justifiquen ese pretendido
enfrentamiento. Porque para llegar a la conclusión de que con la precariedad se afilian más trabajadores a los sindicatos menos representativos;y que en las empresas en las que UGT-CC.OO. no están presentes es más fácil hacer otro sindicalismo, no es necesario escribir 10 páginas para dividir a la organización.

El autor, sin embargo, demuestra durante todo el artículo ser muy tendencioso y provocador,porque aprovecha su pobre argumentación para calumniar a la organización y
a compañeras y compañeros que se puedan dar por aludidos, para que así, como el mismo
autor se adelanta a señalar, “originen situaciones desesperadas y fuera de lugar en reuniones de carácter interno”.
El autor también, burdamente, se dedica a darse auto bombo a sí mismo y a su sindicato de Sevilla (según he leído en una publicación),poniéndolo como ejemplo del “sector heterodoxo” y de los “grandes logros” de la CNT de nuestro tiempo. Como contraposición,el “sector ortodoxo” es el responsable de la inoperancia sindical de la CNT y de hacer de este sindicato “una asociación ideológica o cultural”. Parece ser que no han existido más conflictos sindicales que los dos conflictos de
la CNT sevillana, sobre los que el secretario de acción sindical de dicho sindicato reconocía humildemente en sus conferencias que todo empezó de pura casualidad. Le recuerdo al autor que en dichos conflictos, tanto su sector“ortodoxo” como “heterodoxo”, así como los que estamos organizados solamente en sindicatos
y no en algún tipo de facción en la CNT, hemos estado codo a codo luchando con
Sevilla y aportando fondos desde toda España.
El autor, por el contrario, calla intencionadamente acerca de otros conflictos llevados exitosamente por la CNT de hoy, porque a lo mejor tendría dudas de si incluirlos dentro de los grandes logros “heterodoxos” u “ortodoxos”,
lo cual sería un borrón para su sesudo estudio sobre “el anarcosindicalismo español
contemporáneo ante el capitalismo flexible”:Iberia, convenio de porteros de Cantabria, losvarios conflictos con Mercadona, readmisiónde despedidos, etc. A esta táctica tan usada por los políticos se le conoce por el término:“capitalización”, es decir, privatizar en beneficio de una persona, facción, organización,etc. lo que pertenece a toda la comunidad.

Además, no tiene empacho alguno en reconocer que en CNT existe una lucha por el
poder, y que en estos momentos “la facción heterodoxa está multiplicando su afiliación,ganando la credibilidad de los militantes indecisos
y, por tanto, ocupando los cargos de representación de la CNT, es decir, haciéndose
con el poder de la organización”. Ni en los peores tiempos de la escisión, los que a esto se dedicaban, se atrevían a reconocer sus fechorías tan impúdicamente en una revistauniversitaria, sino que al contrario: lo que hacían era proyectarlas sobre los que le entorpecían en esa carrera por el “poder confederal”.
¡Beltranillo!, los hemos visto con más tablas…
Aun así, esta afirmación es verdaderamente relevante. Como se dice en derecho procesal,la declaración que hace la parte demandante o demandada sobre sí misma en
un juicio, sólo hace prueba cuando reconoce algo que le perjudica. Dicho en Román paladino:“por la boca muere el pez”. Es tremendamente significativo que un “heterodoxo”reconozca públicamente que están organizados en una facción en CNT para luchar por el poder. Hacer este tipo de afirmaciones, compañero Beltrán, son muy perjudiciales en esta organización para el que las hace… o eso espero.
Pero es que además de tendencioso y provocador,el autor se contradice totalmente (de
ahí que afirme la poca rigurosidad del artículo),ya que dice en un párrafo anterior a todo lo que acabo de citar, que la CNT “es un sindicato inspirado en los principios anarquistas de democracia directa, el federalismo, la ayuda mutua y la autogestión. Su estructura es formalmente horizontal, las decisiones van de abajo hacia arriba, […]”. Dice que incluso entre el sector “heterodoxo”, destacando a
Sevilla y Madrid, hay diferencias ideológicas.

¿En qué quedamos?

No voy ahora a explayarme sobre si la CNT es contenido y/o continente (lo dice los estatutos),ni tampoco sobre la falacia que introduce Beltrán citando a un antropólogo (que sabrá mucho de antropología, pero nada de anarquismo) acerca de la primacía de la práctica sobre la teoría en el movimiento libertario,
ni tampoco sobre otros falsos dilemas…sino que quiero terminar haciendo una clara
advertencia: La CNT, si no tiene hoy el respaldo popular que tuvo en otros tiempos, no se debe a que su ideología “ortodoxa” provoca una incapacidad de adaptación al nuevo entorno político social (esta es la premisamayor “cegetista”, que resume todos los calificativos que aparecen en este artículo citados del texto de Beltrán Roca, que por otro lado ya se escucharon en 1979), sino que se debe a todos aquellos presuntuosos y arribistas(“cegetistas”) que para adaptar el modelo sindical
de la CNT a lo dispuesto en el Estatuto de los Trabajadores, se dedicaron a hundirla
con conflictos internos.

Aquellos que quisieron y quieren adaptar la CNT a la legalidad vigente, desconocen el
ABC de la organización en la que militan.Desde “pestañistas” (dictadura de Primo de
Rivera) y “treintistas” (IIª República), pasando por “cincopuntistas” (Dictadura de Franco)y finalmente “cegetistas” (Monarquía parlamentaria);quisieron adaptar la CNT a los deseos del Estado de su tiempo, según ellos, con la intención de salvarla de un naufragio seguroy así aumentar su implantación social.
Menos mal que hubo en todos los tiempos compañeros (“ortodoxos”) que desoyeron a
los falsos Mesías. ¿Qué Estado patrocina o patrocinó la lucha sindical contra sí mismo,alma cándida? La fuerza de la CNT no radica en su adecuación a las leyes, sino sus ideas insobornables.
Es vergonzoso que un afiliado de la CNT sea tan torpe como para hacer el ridículo y
decir todo este cúmulo de disparates en unapublicación nada antiautoritaria, e incluso seatreva a calificar despectivamente a compañerosy compañeras que han entregado suvida personal durante las dos décadas más duras por las que ha pasado esta organizacióndesde la Constitución de 1978 (por culpa de los “heterodoxos”), para que la CNT exista,conserve su personalidad y hoy extienda su red de sindicatos en más de 125 localidades del estado… Porque la CNT es demasiado ancha,incluso hoy en día, como para encerrarla enuna ciudad, compañero Beltrán.
Respecto a la Universidad Complutense de Madrid, que da pie en sus revistas a artículos tan ramplones, no tengo nada que decir…

cnt n°330 enero 2007