martes, 11 de septiembre de 2007

Trabajadores fijos-discontinuos de la Azucarera de Guadalcacin se organizan y luchan.


El Colectivo de Trabajadores Fijos Discontinuos y Eventuales de Guadalcacín, un colectivo recién constituido debido al “sospechoso silencio oficial” que existe sobre el cierre de la planta azucarer
jerezana, afirma que se ha visto obligado a organizarse independientemente de los sindicatos tradicionales porque se opone a que los planes de cierre futuro –“no sabemos si inmediato o no”- de la Azucarera Ebro pasen desapercibidos ante la opinión pública, “especialmente porque consideramos que la cuestión del cierre en una zona tan castigada por el paro como es la provincia de Cádiz y en concreto, Jerez y su comarca, es un tema que a toda la ciudadanía y a todas las instituciones compete del mismo modo que otros hechos parecidos como, por ejemplo, ha sido el caso de Delphi en Puerto Real”.


El colectivo apunta en un comunicado remitido ala web de CNT, que “sabemos con certeza, y por experiencia, que, cuando en el ámbito de la Azucarera Ebro existe un rumor de cierre sobre una fábrica, esto equivale exactamente a que la empresa ha colocado la diana y el candado en dicha planta. Tal fue el caso de la fábrica de Jédula, en donde el rumor se convirtió en una realidad que se escondía tras un plan de modernización o reestructuración del Gupo Ebro Puleva cuya consecuencia inmediata fue el cese de la actividad de molturación en la planta de Jédula y, por tanto, la imposibilidad para los trabajadores fijos discontinuos y eventuales (así como para otros muchos que trabajaban subcontratados durante las temporadas de campañas e intercampañas) de seguir trabajando en la fábrica de Jédula tras años de servicios”.


“Por desgracia no es sólo un ‘rumor’ lo que nos ha animado a considerar la cuestión del cierre de Guadalcacín, ya que Ebro Puleva tiene un historial de cierres de fábricas que nos avala más que los rumores. Por otro lado, nos enfrentamos continuamente a la amenaza que supone a los cultivadores la inutilidad o la no compensación de la siembra de la remolacha debido a las cuotas que se han impuesto a partir de la aplicación de la Reforma de la OCM del Azúcar, haciendo depender de esta manera la actividad de molturación en Guadalcacín de las necesidades de los agricultores; algo fácilmente reparable si se incentiva a éstos con subvenciones a no ser que realmente no interese, desde los puntos de vista político e industrial, mantener el cultivo de la remolacha con el fin de incentivar otras alternativas no productivas que irían en detrimento de la actividad industrial y agrícola de la zona”, remarca el colectivo.


En tercer lugar, el Colectivo de Trabajadores Fijos Discontinuos y Eventuales de Guadalcacín resalta como factor importante que alimenta la amenaza de cierre, los beneficios económicos que le supondría al grupo Ebro Puleva “la actividad del ‘ladrillazo’ fomentada por el Plan General de Ordenación Urbana que contempla la recalificación de parte de sus terrenos para la construcción de viviendas unifamiliares de lujo, pudiendo afectar dicha actuación a más de 46.000 metros cuadrados”.


Los trabajadores se temen por tanto que “esta opción es muy real pues, independientemente de los planes del Ayuntamiento, tenemos referencias de expertos en economía que indican que Ebro Puleva se ha embolsado desde el año 2002 hasta finales de enero de 2007 la cifra no definitiva de 351,2 millones de euros gracias a la estrategia de desinversión que lleva a cabo la compañía con el fin de ‘disminuir la deuda del grupo”’, consistiendo esta política de desinversión en ‘generar valor a través de la venta de los activos que no se utilizan’”.


Para este colectivo, “la ecuación se simplifica de tal modo que, si por una parte, los agricultores no perciben ayudas para contrarrestar la imposición de las cuotas derivadas de la aplicación de la OCM del Azúcar, y, por otro lado, Azucarera Ebro afirma que se seguirá molturando mientras que los cultivadores sigan con la siembra, no es difícil dilucidar el resultado: si Ebro Puleva y las instituciones no fomentan económicamente la ayuda que garantice el cultivo de la remolacha, la planta de Guadalcacín acabará engrosando las filas de los ‘activos que no se utilizan’ puestos en venta por Ebro Puleva”.


“HEMOS DEMOSTRADO NUESTRA EFICACIA Y EFICIENCIA”


En cualquier caso, para los trabajadores “sería un error este cerrojazo industrial que supondría el cese de la actividad de molturación en Guadalcacín. Este año hemos demostrado nuestra eficacia y eficiencia en cuanto a lo que ha supuesto un record en la molienda de la remolacha y una calidad del grano de azúcar que no se ha visto en 20 años. Por ello vemos incomprensible que una de las mejores plantas de la división azucarera del grupo Ebro Puleva vaya a cerrar sacrificando a sus trabajadores, especialmente al colectivo que representamos de fijos discontinuos y eventuales quienes, a pesar de nuestra inestabilidad laboral, respondemos continuamente como cualquier buen profesional fijo, ya que lo que caracteriza, entre otras cosas, al colectivo de trabajadores fijos discontinuos y eventuales es su buena disposición y una versatilidad ajustable a las necesidades del mercado laboral”.


En consecuencia, el Colectivo de Trabajadores Fijos Discontinuos y Eventuales de Guadalcacín insta públicamente a todas instituciones públicas y a las fuerzas sociales y políticas gaditanas para que: “apoyen, o ayuden a crear, cualquier campaña en contra de la especulación urbanística que pueda incentivar el cierre de cualquier planta de la Azucarera Ebro; Hagan todo lo posible para que los agricultores continúen con su tradicional siembra de remolacha.; e impliquen a la Azucarera Ebro, y a Ebro Puleva, en un compromiso contrario al cierre recordándole al grupo Ebro Puleva lo que en sus informes anuales denominan como la ‘Responsabilidad Corporativa’ por un lado, y el ‘Código Ético de Conducta’ por el otro, y en donde se afirma textualmente que ‘Ebro Puleva mantiene un firme compromiso con las personas, grupos sociales y entornos en los que interactúa y basa su ética empresarial en los principios de integridad, transparencia y creación sostenible de valor...’”.


Finalmente, este colectivo manifiesta que si, a pesar de todo ello, acabara cerrando dicha fábrica, se solicitaría a Azucarera Ebro y a Ebro Puleva “un compromiso basado en que las recolocaciones no sólo fueran para el personal fijo, sino para el fijo discontinuo y el eventual de Guadalcacín y que éstas se hicieran con la mayor transparencia posible tanto en la planta de El Portal, donde ha habido una inversión millonaria para su modernización y la construcción de la refinería de azúcar, como la planta de biodiésel prevista en Jédula. De esta manera, por lo menos no se perdería ningún empleo directo y el trauma del cerrojazo industrial sería menor”